3. Alabar a Jesús. Mensaje de Jesús. La vida. Hacia la santidad

 ALABAR A JESÚS



Era un día de mayo a la alborada, cuando las golondrinas, jugando por las ventanas y cantando alegremente, me despertaron del sueño. Yo miré por la ventana y vi el sol que renacía entre los montes del pueblo. Me quedé extasiado y en silencio ante el maravilloso espectáculo del sol brillando entre múltiples colores y pensé: “Si es tan bello el sol que me dan ganas de adorarlo, ¡cuánto más no será el Señor que pudo hacerlo!

Señor, yo te alabo por el sol y sus colores, por el cielo y las estrellas, por la vida de los hombres. Yo te alabo por el viento que estremece, por el frío, por la lluvia, por la tierra, el mar y el fuego.

Señor de los abismos y de las montañas, de los valles y de las alturas. Que te bendigan, Señor, las catedrales todas con vidrieras que nadie ha podido alcanzar. Bendígante las islas sin playas ni bahías y los delgados arrecifes de coral. Bendígante los pájaros, las flores y el limpio manantial, y el pez que se desliza en la sima abismal.

Alábente, Señor, las estrellas y las nubes. Digan tu gloria los montes y los puertos del mar. Alábente, los faros de pie en el litoral y los trigales y las rosaledas y los leños en el hogar. Te bendigan: el que ara la tierra, el que cava en las minas, el que pesca en el mar

Que te dé gloria el gozo y te alabe el dolor. Te bendiga la niebla y el claro cielo azul, el hombre que está en gracia y el hombre pecador y también el sediento que busca un manantial.

Gracias por mi vida. Gracias, Señor, por este corazón que me has dado para amar y que ahora te alaba y te bendice con toda la creación.


MENSAJE DE JESÚS


No te lamentes por cualquier cosa, haz algo para iluminar el mundo y alegrar la vida de los demás. Al. salir a la calle no te olvides de ponerte la mejor de tus sonrisas. Que hoy haya alguien que sea mejor y más feliz por haberte encontrado. Que hoy escribas la mejor página del diario de tu vida.

No seas como esos hombres débiles que no quieren superarse y no aprecian nada bueno a su alrededor. Prefieren morir a vivir, prefieren dormir a disfrutar de la belleza que los rodea.

En la vida pasarás por verdes y deslumbrantes praderas y también te encontrarás con quebradas oscuras... Hay ríos que te darán agua para vivir y océanos que te mostrarán el infinito. Tu vida estará tejida de tristezas y alegrías, encuentros y despedidas, éxitos y fracasos, pero no te desanimes jamás.

No seas mediocre, lucha con todas tus fuerzas, da lo mejor de ti mismo. Si hablas, habla con todo tu ser; si gritas, grita con toda tu voz; si lloras, llora con todas tus lágrimas; si amas, ama con toda tu alma y, cuando sonrías, sonríe con la mejor de tus sonrisas.

Sonríe a la vida, no pidas limosnas de amor a cuantos viven a tu lado. No pienses tanto en recibir, sino en dar; porque al final tendrás tanto cuanto hayas dado. Construye desde ahora tu futuro. Llena de amor cada instante de tu vida. Piensa que yo nunca te abandonaré. Nunca te quedes satisfecho con lo que tienes, aspira siempre a más. No seas como el agua del río, un día alegre y cantarina, que cansada del largo camino se queda estancada y muere podrida. No seas mediocre. Nunca te detengas. Da siempre lo mejor de ti mismo. Hay un camino infinito por recorrer. Yo siempre te espero al final del camino. ¡Siempre adelante! ¡Pon rumbo a las estrellas!

Yo te acompaño, no temas. Te bendigo por medio de mi madre María.

JESÚS
“Piensa que puedes ser santo,
confía en Dios,
esfuérzate y lo conseguirás



LA VIDA


La vida que no florece y es estéril y escondida, es vida que no merece el santo nombre de vida.
Por eso, yo, con profunda ansia de vida y de amor,   quiero regar mi sudor y hacer mi vida fecunda
como le place al Señor.

Quiero que la vida mía no sea germen enfermo en tierra rasa y bravía, quiero remover el yermo
y hacer fecunda la ería y quiero dar en amores cuanto mi espíritu encierra y deshacerme en sudores
para que al dar en la tierra produzca la tierra flores.

Alma mía, da cuanto tengas hasta las últimas sobras.
Tú, voluntad, date en obras. Tú, inteligencia, en ideas. Y tú, hirviendo de pasión,
cual deshace el ventarrón las nieves sobre las cimas, entrégate, corazón, deshecho en cantos y en rimas.

Compartir quiero mis días con otras almas hermanas y partir mis alegrías que, en lo que tienen de humanas, tan suyas son como mías. abrir a todos mis brazos y consolar sus pesares y entre risas y cantares darles la vida a pedazos.

Y, al fin, rendido quisiera poder decir cuando muera: Señor, yo no traigo nada de cuanto amor Tú me dieras.
Todo lo dejé en la arada en tiempos de sementera.
Allí sembré mis ardores, vuelve tus ojos allí, que allí he dejado unas flores de consuelos y de amores.
Y ellas te hablarán de mí.
 (José María Pemán).


HACIA LA SANTIDAD



Pon tu mano en el arado,
 no vuelvas la vista atrás.
Pon tu mano en el arado 
y busca la santidad.

Sólo a Dios busca en la vida, 
sólo Dios tu caminar,
sólo Dios en tu mirada.
Y a tu Dios encontrarás.

Tu vivir será ser Cristo,
Él tu camino será.
Camino que lleva al Padre
con rumbo de eternidad.

No quieras coger las flores,
ni lo que dejaste atrás,
vive con Dios el presente,
vive en Cristo la Verdad.

Pon tu mano en el arado,
no vuelvas la vista atrás.
Pon tu mano en el arado
y busca la santidad.


CONCLUSIÓN
Después de todo lo que has leído en este libro, quisiera preguntarte de nuevo: 
¿Quieres ser feliz para toda la eternidad y no sólo para los cuatro días de este mundo?

 ¿Quieres ser santo? Si crees que es un misión imposible, es que no crees en el poder de Dios, que puede levantarte desde lo más profundo del abismo hasta las alturas de la divinidad.

 Recuerda el caso del hombre endemoniado de Gerasa. Cuenta el Evangelio que vivía en las tumbas de cementerio, y que nadie podía sujetarlo y que tenía muchos demonios dentro, pues eran una legión, ¿Puede haber algo más imposible que esto? 

Sin embargo, Jesús expulsó los demonios y aquel hombre se convirtió en un hombre de Dios, en un amigo de Jesús. Quería seguir a Jesús como discípulo, pero Jesús le dijo: “Vete a tu casa y a los tuyos y cuéntales todo lo que el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti. Y él se fue y comenzó a predicar en la Decápolis cuanto le había hecho Jesús y todos se maravillaban” (Mc 5, 19-20).

¿Recuerdas a San Dimas, el buen ladrón? Tú eres ahora mejor de lo que él fue y ¿no puedes ser santo? No tengas miedo. Jesús te sigue diciendo como a Jairo: “No tengas miedo, solamente confía en Mí” (Mc 5, 36). 

Pide y recibirás. Pide esta gracia de la santidad, día y noche, mañana y tarde, y verás cómo el Señor toma en serio tu oración. No importa, si no ves progresos, Dios puede hacerte santo en el último momento de tu vida. Dios te dice en su palabra: “Encomienda tu vida al Señor, confía en Él y déjalo actuar” (Sal 36,5).

Pero no seas mediocre, da lo mejor de ti mismo, esfuérzate y haz de Jesús Eucaristía el centro de tu vida. Dile con San Agustín: “Señor, a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte” (Sol 1, 1).

De todos modos, no te hagas muchos problemas ni busques hacer grandes penitencias. Recuerda siempre lo que le decía Jesús a la Vble. Consolata Betrone: “Tú piensa sólo en amarme, yo pensaré en ti y en todas tus cosas hasta en los más mínimos detalles”. Tú piensa sólo en amar a Jesús en todas las cosas. Él se encargará de realizar tu deseo de santidad. No te preocupes, Él sabrá cómo y cuando.

Que seas santo. Es mi mejor deseo para ti. Saludos de mi ángel.

Tu hermano y amigo del Perú
P. Ángel Peña O. A. R.
Agustino Recoleto