5. Soñando en la soledad-- Mi alma en primavera

 SOÑANDO EN LA SOLEDAD


Señor Jesús, a veces, me gusta pensar e imaginarme estar solo y vivir para siempre en la soledad, alejado de los hombres y viviendo solo para Ti.

Quisiera estar solo en la inmensidad de las olas y estar entre el cielo y el mar en tu barca, Señor. 
A veces, sueño con estar en la tundra helada del polo norte y allí, a solas contigo, hacerme una covacha y vivir juntos los dos entre el frío y la nieve, pero felices y alegres, sin temor.
 A veces, también sueño con vivir aislado del mundo en la selva impenetrable y gritar a los montes para que repitan tu nombre y te glorifiquen sin cesar. 
Quisiera estar perdido en el desierto, entre la nieve, en el mar, en las montañas, en la selva, en el espacio interestelar.

Pero sé que eso es imposible, y, por eso, me siento pequeño y me siento débil, inútil y siento que sin Ti ni soy ni seré nunca nada. 
Quiero vivir contigo, Señor, aunque sea entre la multitud de las grandes ciudades, aunque sea entre los rascacielos de cemento, aunque sea entre la incomprensión de los amigos, de la gente que me busca y no me deja descansar.
 Pero quiero vivir contigo y hacer de mi corazón un pequeño desierto, donde pueda vivir en el silencio de mi corazón, donde nadie pueda entrar mas que Tú. 
Quiero hacer de mi alma un pequeño sagrario donde habites Tú.

Gracias, Señor, quiero amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi ser.


MI ALMA EN PRIMAVERA

Mi querido Jesús, hoy he pensado en mi alma y me la he imaginado como un verde campo, salpicado de flores, con arbustos en flor y pájaros, cantando las maravillas de la Creación. Así es mi alma, un campo verde de primavera con la esperanza en flor, prometiendo abundantes y maravillosos frutos de amor.

Señor, es el tiempo de la sementera, siembra en mi campo toda clase de gracias para que pronto den hermosos frutos. Sonríeme a través de las flores y de los pájaros. Hazme sentir el sol y el calor de tu infinito amor y haz que yo también sonría en esta primavera como el sol, como los pájaros y las flores. Que todos cuantos vengan a mí, sientan el perfume de mi alma en flor y aprecien la hermosura de mi primavera.

Señor, gracias por mi alma en flor, gracias por tantas esperanzas que has puesto en mí, gracias por cultivarme con tanto cariño, gracias por haberme escogido.

Ojalá que mi alma sirva de refugio a todos cuantos te buscan. Señor, haz que se dejen cultivar sin poner obstáculos, haz, Señor, también de su alma un bello campo de primavera, con la esperanza en flor y la sonrisa de tu amor.