(Madre Teresa de Calcuta)
Y si realmente queremos orar, primero tenemos que aprender a escuchar, porque Dios habla en el silencio del corazón. Y para poder escuchar ese silencio, para poder escuchar a Dios, necesitamos un corazón limpio, porque un corazón limpio puede ver a Dios, puede oir a Dios, puede escuchar a Dios; y entonces, sólo desde la plenitud de nuestro corazón podemos hablar a Dios. Pero no podemos hablar si antes no hemos escuchado, si antes no hemos establecido contacto con Dios en el silencio de nuestro corazón.
No hay que olvidar que antes de hablar es necesario escuchar; sólo así hablaremos a partir de la plenitud del corazón y entonces Dios nos escuchará
En el silencio Él nos escucha; en el silencio Él habla a nuestras almas. En el silencio se nos concede el privilegio de escuchar su voz.
Escucha en silencio, porque si tu corazón está lleno de otras cosas no podrás oír su voz.