Puntadas de familia
"Deja que los muertos entierren a sus muertos," le respondió Jesús; "pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios."- Lucas 9, 60
Este pasaje de la Biblia realmente es duro. Estas palabras fueron pronunciadas por Cristo Jesús a un hombre al que llamó a seguirle. Pero él contestó: "Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.". Entonces Jesús le dijo las palabras anteriores.
¡Qué duro! Pareciera que Cristo le dice que reniegue de su padre, pareciera que desconoce aquello de "Honrarás a tu padre y madre" que Dios dice en el cuarto mandamiento. Es tan importante éste mandato, que aparece después de tres dedicados a Dios, con lo cual Dios nos dice lo importante que son nuestros padres. Después de Dios es a ellos a quien más debemos honrar.
¿Entonces cómo Cristo le dice que no vaya a enterrar a su padre a quien debe honrar?
Porque Jesús es Dios. En muchas ocasiones dice "Yo soy" "El Padre y yo somos uno" como podemos ver AQUI
Entonces cuando Cristo le pide que no vaya a enterrar a su padre, sino que lo siga de inmediato, le está dando una órden como Dios.
Los tres primeros mandatos de Dios dicen: "Amarás a Dios sobre todas las cosas", "No tomarás el nombre de Dios en vano" (o sea, no lo harás menos) y "Santificarás las fiestas" (o sea, las vivirás de acuerdo a la voluntad de Dios)
Pareciera que Dios desea alabanzas por egocentrismo, pero no es así. Dios desea que el hombre sea feliz. Lo creó para ser feliz.
Cuando manda amar a Dios sobre todo, le da un mandato que lo hace feliz, porque cuando uno ama, desea agradar al que ama, desea obedecer al que ama. Y Dios nos ama tanto que desea nuestra felicidad.
Cuando nos pide "no tomar su nombre en vano", nos quiere decir que creamos que El todo lo puede, que tengamos confianza en El.
Cuando nos pide santificar las fiestas, nos lo pide por nuestro bien, para que no caigamos en excesos como nos pide la concupiscencia de nuestra carne.
No podemos negar que muchas padres no hacen la voluntad de Dios, no toman a Dios en serio, ni creen en El, que permanecen por su gusto en los vicios, que cometen maldades contra sus propios hijos, que les dan mal ejemplo. En fin, que por distintos motivos, no son buenos padres.
Eso es innegable.
Así que el honrar a padre y madre, no quita los tres mandamientos primeros. Amamos a nuestros padres, pero no debemos divinizarlos, sino verlos como humanos que cometen errores, que son falibles.
Cuando Cristo habla de "muertos", realmente se refiere a muerte espiritual. El vence a la muerte, El mismo dice que quien come su carne y bebe su sangre, tiene vida y vida eterna.
Enterrar un cuerpo, es sólo un cuerpo. La muerte espiritual es la muerte eterna. No debemos sujetarnos a ella. Entonces, Cristo le pide seguirlo, para evitar que muera espiritualmente como su padre.
Vemos el amor de Cristo a ése hombre. El mismo amor que tiene a todos los hombres. Sólo que unos escuchan y otros no. Unos creen y otros no.
Hoy 4 de Octubre se festeja a un santo muy querido y conocido: San Francisco de Asis.
El pasó ése trago amargo. de dejar a su padre y seguir al Obispo, como representante de Cristo y su Iglesia.
San Francisco nació en una familia adinerada. Su padre trabajaba en Francia como comerciante. De hecho, por ésa razón le decían a Francisco así (el francés) cuando su verdadero nombre era Juan.
Siendo comerciante, era rico y poderoso. Se negaba a que Francisco siguiera a Cristo como monje o sacerdote, porque le parecía humillante.
Entonces, Francisco tomó una decisión dolorosísima al dejar a su padre. Se cuenta que en la plaza del pueblo de Asís, se quitó las ricas vestiduras que su padre le había comprado y siguió al Obispo quien lo cubrió con otra vestimenta.
¿Qué trago tan amargo debió pasar San Francisco entonces! ¿Cuánto dolor debió sentir!
Pero el llamado de Jesús era imperioso. Y no dudó en seguirlo.
Desde entonces, llevó una vida ascética, una vida pobre y para los pobres, tanto que fué conocido como el "Pobrecito de Asis"
Y en ésa vida, logró la santidad. Cristo lo premió con sus estigmas, tuvo visiones de la Virgen y Jesús niño, tuvo una vida feliz siguiendo a Cristo, predicando a Cristo. Fundó una órden tercera llamada franciscanos que aún en la actualidad siguen su vida austera. Es reconocido como un gran santo aquél que fué humildísimo.