Para algunas personas, lamentablemente, todo es pecado, y para otros todo es enfermedad. Por lo tanto se debería matizar un poco más y decir que en ciertos casos hay falta de moral, y en otros, sentimiento de culpabilidad morboso y equivocado, vestigio de las prohibiciones infantiles.
Para que haya falta es indispensable que exista una conciencia clara de nuestros actos. La morbosidad es a menudo inconsciente e impide que tomemos decisiones. Se impone a nuestra voluntad.
Lo cierto es que, sosegando el sentimiento de culpabilidad, el sentido moral le sale ganando, como se demuestra en el curso de un tratamiento analítico. En cambio, la acusación injusta ocasiona un mal moral.
El sentimiento de culpa es algo muy importante y necesario para no apartarnos del buen camino, ya que sentir culpabilidad por algo que hemos hecho mal es tener como un aviso, del mismo modo que lo es el dolor físico cuando nos avisa de que algo en nuestro cuerpo no anda bien. Por lo tanto, de esto podemos deducir, que es natural y bueno sentir culpabilidad por lo que hacemos mal.
El acto de contrición no es un sentimiento de pena, de vergüenza o de angustia. es una actitud de toda persona pecadora. Es arrepentimiento, dolor, pena ante el pecado cometido por la misma ofensa hecha a Dios.
Se ha dicho que el psicoanálisis suprime la noción del pecado original. El pecado original, que impregna toda la naturaleza humana y pública y, por cuya causa este se ve inclinado al mal, tiene dos consecuencias: el pecado actual y la enfermedad.
Lo que importa es saber distinguir dónde empieza la falta moral y donde la enfermedad, ante la cual la consecuencia humana es impotente, ya que su mecanismo es ajeno al propio individuo.
La persona que se siente culpable sé autocastiga (a si misma) de diferentes maneras: sintiéndose indigna del amor misericordioso de Dios, no se siente bendecida sino maldecida y perseguida, induciendo enfermedades, trastornos y dolencias (sin causa física) en su cuerpo. Puede caer en angustia, ansiedad, obsesiones, pánico, depresión y sobre todo no se siente en comunión con Dios porque teme su "severo juicio".
Satanás aprovecha nuestros sentimientos de culpabilidad para separarnos de Dios, de la alegría de vivir y de la paz interior.
La humildad, la fe y la confianza en un Dios Misericordioso constituyen el arma más poderosa para expulsar cualquier forma de sentimiento de culpa.
Mientras crecía miraba mucho la serie Comedy Central, y aprendí dos lecciones:
1) no debes ser particularmente divertido para llegar a la televisión
2) una cantidad impresionante de cómicos está constituida por católicos no practicantes. Y una cantidad impresionante de esos católicos bromea con su propio “sentimiento de culpa católico”. Uno de los objetivos preferidos es la regla del “nada de carne el viernes”, con bromas del estilo “no rezo y ya no respeto ningún mandamiento, pero sigo aterrorizado por el hecho de comerme un hot dog el fin de semana”.
Este sentimiento de culpa es representado como una piedra de molino alrededor del cuello de personas más bien tranquilas, una cadena amarrada a los tobillos del fiel por siniestros clérigos propensos al control absoluto de la vida de las personas.
Con todo el respeto por los que cuentan ese tipo de chistes, digo que no es así. El sentimiento de culpa no es un castigo, sino un don de Dios.
Lejos de ser un obstáculo psicológico impuesto por parientes y clérigos prepotentes, es la campana de alarma que suena en la conciencia y que nos dice cuándo hemos violado la ley natural y hemos perdido la sincronía con el orden divino de las cosas.
Para usar una analogía médica, el sentimiento de culpa es el equivalente espiritual al dolor físico: nos dice cuando algo no está bien. Si algo nos hace daño, el dolor nos hace entender que es necesario prestar atención sobre cierta zona de nuestro cuerpo.
Al mismo tiempo, el sentimiento de culpa nos informa que debemos concentrarnos en una zona particular del alma: nuestra fe, nuestra esperanza o nuestra caridad pueden haberse debilitado.
Podemos haber dicho una palabra poco amable o haber cometido un acto imprudente, y ese sentimiento de ahogo es la sensación de la herida que hemos inflingido en nuestra alma. Y es algo que deberíamos querer saber.
El sentimiento de culpa no es un instrumento infalible. La persona escrupulosa es muy sensible en relación al sentimiento de culpa, y creo que es a estas personas a quienes se refieren los cómicos cuando hablan del “sentimiento de culpa católico”. Las personas escrupulosas, sin embargo, son la excepción, no la regla.
Podríamos decir que son una especie de hipocondríacas espirituales, constantemente preocupadas por cualquier pequeño dolor, seguras de que en la mejor de las hipótesis se trate de un signo de una enfermedad debilitadora y angustiosa que se posa sobre ellas.
Las personas escrupulosas no nos ofrecen una imagen del sentimiento de culpa mejor que la que los hipocondríacos ofrecen de la medicina.
En el otro extremo existen personas cuya conciencia ha quedado tan anestesiada en relación al sentimiento de culpa que no consideran de hecho las consecuencias espirituales de sus acciones.
Caen cada vez más en el comportamiento pecaminoso, desde las pequeñas cosas hasta las más importantes, sin notar las heridas y las contusiones que están acumulando y que podrían conducir a una infección mortal. Su sentimiento de culpa atrofiado ya no es capaz de advertir el mal que se provocan a sí mismas.
Estas aberraciones han enlodado la reputación del sentimiento de culpa y ya tienen demasiados daños. Más que rechazar nuestro sentimiento de culpa a causa de los excesos de algunos, debemos formar bien nuestra conciencia y abrazar el sentimiento de culpa como el don de la autoconciencia que es en realidad.
Prestar atención a los acontecimientos de nuestro sentimiento de culpa hace la diferencia para la salud de nuestra alma, y no es una broma.
¡Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, porque su Preciosa Sangre nos purifica y libera de toda culpa!
Fuentes: http://religioncatolicaromana.blogspot.mx/2016/04/sentimiento-de-culpabilidad-significado.html#.WM5_y881_IU
http://lectiodivinacamo.blogspot.mx/2017/03/el-sentimiento-de-culpa.html
http://es.aleteia.org/2016/12/12/el-sentimiento-de-culpa-es-positivo/