Superar las diferencias generacionales

Por Alfonso Aquiló

A veces se ha dicho que lo ideal sería poder vivir la vida dos veces, para en la segunda acertar; pero lo malo es que esto no es posible.
Sin embargo, aun en la hipótesis de que se nos brindara esa imposible oportunidad, es muy probable que acabáramos advirtiendo que de una vida a la siguiente han cambiado muchas cosas, y que nuestra experiencia, unas cuantas décadas después, ya no es tan eficaz como creíamos.

Algo parecido ocurre en la falta de entendimiento que a veces se da entre diferentes generaciones, tanto en un sentido como en otro: si uno se instala en su propia situación sin poner esfuerzo en asomarse un poco a la del otro, está en un claro riesgo de encerrarse en actitudes de seria incomunicación, y a veces incluso de intolerancia (en ambos sentidos).

Ante las diferencias generacionales, hay que procurar hablar y entenderse, dejar un poco de lado las posturas viscerales, y los argumentos de autoridad (también por ambas partes), entre otras cosas porque muchas veces esos cambios lo que cuestionan es precisamente la autoridad que da los argumentos. Es preciso actuar con sensibilidad e inteligencia para remontar esos años de distancia, que siempre dan de la vida una visión distinta.

Hay personas (y este es un defecto más propio de los mayores) que, por sistema, se enfrentan a todo lo nuevo, a todo lo que sea distinto de lo que ellos han vivido siempre. Identifican novedad con perdición, desconfían de todo lo que ven nacer, como si sólo los siglos pudieran conferir bondad a las cosas, o como si toda variación en el rumbo que lleva la sociedad fuera absurda o temeraria.

Hay un regusto rancio de pesimismo y de acritud en esos planteamientos. Cuando repiten tanto que hoy día es una vergüenza cómo están las cosas, que la juventud de ahora no sabe lo que es la vida, que se ha perdido la idea de nosequé, que estamos en una sociedad sin valores, o cosas semejantes, incurren en un quejismo que –además de ser normalmente poco objetivo– les hace volver las espaldas al presente y al futuro, y que, sobre todo, dificulta la comunicación con las nuevas generaciones.

Lógicamente, igual de injusta sería la actitud opuesta, de considerar equivocado o ridículo todo lo que no sea nuevo, o llamar anticuado a todo lo que sea distinto a lo que ellos están viviendo.

Y aunque esa actitud sea más frecuente en los más jóvenes, como la otra en los más mayores, la causa de fondo no está en la edad, pues hay abundantísimos ejemplos de personas mayores, e incluso ancianas, que están enormemente abiertas hacia lo nuevo, igual que hay multitud de jóvenes vivamente interesados por aprender de lo antiguo.

Me parece que quienes manifiestan ese prejuicio obsesivo, tanto por lo viejo como por lo nuevo, suelen haber caído en él por culpa de su talante nada receptivo.

Hay que superar la pereza para entender lo diferente, lo que a lo mejor al principio se resiste a ser comprendido.

Quizá su prejuicio proviene de que ven todo bajo el prisma de sus propias frustraciones, y no se dan cuenta de que es un error plantear las cosas como si la anterior o la siguiente generación tuviera las mismas percepciones de las cosas que ellos.

Pienso que son personas que están como un poco condenadas a perder, porque la vida no puede dejar ni de ir hacia delante ni de aprender del pasado, así que les conviene ser más receptivas ante lo viejo y ante lo nuevo, aunque sólo sea para no acabar viendo la vida con la misma trivialidad de que acusan a los otros.

Hemos de amar el tiempo que nos ha tocado vivir, porque un hombre feliz ha de ser un hombre enamorado de su tiempo.

Las situaciones ideales sólo existen en la imaginación, o en una mala memoria, y una mente abierta siempre sabe descubrir –sin ingenuidades– los valores positivos de la sociedad en que vive, y en particular de la juventud; y sabe encontrar esos valores emergentes, esos rasgos y esas sensibilidades que siempre hay, y que llenan de optimismo el futuro de cada nueva generación.


QUE DICE LA BIBLIA AL RESPECTO?

¿Son nuestos ancestros culpables de nuestras dolencias por sus pecados? ¿Cargamos un karma generacional?

Una de las preocupaciones corrientes en los cristianos que comienzan a acercarse a la Fe es: ¿Puedo estar afectado por los pecados de mis padres? Y si no tienes esa preocupación prepárate a que alguien te ponga de presente textos como este:

"Yavé es paciente y rico en misericordia. Soportas la falta y el pecado, pero no dejas pasar la falta, porque el pecado de los padres lo castigas en los hijos, en los nietos y en los bisnietos. " (Nm 14, 18)

Y hay otros cuantos textos similares. Se lee también por ejemplo:

"Yavé bajó en una nube y se quedó allí junto a él. Moisés entonces invocó el Nombre de Yavé, y El pasó delante de Moisés diciendo con voz fuerte: “Yavé, Yavé es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y en fidelidad. El mantiene su benevolencia por mil generaciones y soporta la falta, la rebeldía y el pecado, pero nunca los deja sin castigo; pues por la falta de los padres pide cuentas a sus hijos y nietos hasta la tercera y la cuarta generación.” " (Ex 34, 5)

"No se matará a los padres por la culpa de sus hijos, ni a los hijos por la de sus padres. Cada cual pagará por su propio pecado." (Dt 24, 18)

Esta orden es cumplida fielmente por Amasías, tal como se cuenta en el segundo libro de los Reyes:

"En cuanto Amasías fue dueño de la situación en su reino, condenó a muerte a sus servidores que habían dado muerte a su padre, pero no condenó a muerte a los hijos de los asesinos de acuerdo a lo que está escrito en el Libro de la Ley de Moisés. Yavé, en efecto, dio este mandato: “Los padres no serán condenados a muerte por los hijos, ni éstos por sus padres; sino que cada cual será condenado a muerte por su propio pecado”. " (2 Re 14, 5-6)

Jesús declara expresamente contra los que viven:

"En verdad les digo: esta generación pagará por todo eso." (Mt 23, 36)

En el tiempo de Jesús, los judíos habían otra vez olvidado las correcciones del paganismo expresadas por Moisés y los profetas. Jesús encaró los mismos asuntos. En Juan 9:1–3 leemos: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” Aunque los discípulos tenían el antiguo punto de vista pagano de que la culpa y el pecado podrían ser heredados, Jesús enfatizó la gloria y la gracia de Dios.
Jesús también afirmó: “Vete, y no peques más” (Juan 8:11). Las palabras de Jesús sugieren que el perdón de Dios basta para alcanzar un grado tal de transformación espiritual que produzca un cambio de vida.

A estas alturas, alguien se estará preguntando, si no hay herencia de pecados, ¿qué es eso de la sanación intergeneracional? Es el rompimiento de deficiencias que se pasan de padres a hijos, como malos hábitos y otras tantas otras cosas, pero no pecados.

Cuando se ora por rompimientos de cadenas intergeneracionales no se habla de pecados, que son perdonados en la Confesion, se habla de actitudes que familias imponen inconcientemente a sus descendientes tal como el alcoholimo, la violencia domestica, el adulterio, etc los hijos ven hacer esto a los padres, o estos se lo imponen y se quedan en la familia por generaciones, esto no es pecado.

Las palabras de Pablo: “Dios. . . pagará a cada uno conforme a sus obras” (Romanos 2:5,6) y “porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. . . de manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:10,12), claramente enfocan la responsabilidad individual a la que se da prioridad en el Nuevo Testamento.

¿COMO DEBEMOS TRATARNOS ENTRE GENERACIONES SEGUN LA BIBLIA?

Uno de sus títulos más reveladores para sí mismo es "el Dios de Abraham, Isaac y Jacob."
Él es el Dios de muchas generaciones.

A lo largo de su palabra, el justo declarar que su propósito es la gloria de Dios a la siguiente generación
"Incluso cuando estoy viejo y gris, no me desampares, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la próxima generación, su determinación para todos los que están por venir" (Salmo 71:18 NVI).

"Una generación alabará tus obras a otra generación, y anunciará tus poderosos hechos" (Salmos 145:4 RV).

A partir de estas, y muchas otras escrituras, podemos ver claramente que cada generación está llamada a construir sobre los cimientos dejados por la generación anterior.
Por lo tanto, todas las generaciones tienen una gran necesidad el uno del otro para completar la obra que Dios ha llamado a su Cuerpo corporativo de cumplir.

"También debes saber esto: que vendrán tiempos difíciles en los últimos días Porque habrá hombres amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin control de sí mismo, brutal, no amantes. de los amantes de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, de los placeres más bien que amadores de Dios "(NVI).

PARA LOS JOVENES
"Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo Honra a tu padre y madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien a ti, y seas de larga vida sobre la tierra." (Efesios 6: 03.01 RV).

"Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones: pregunta a tu padre, y te mostraré; tus ancianos, y ellos te dirán" (Deuteronomio 32:7 RV).

"Acordaos de los que tienen el dominio sobre ti, que os hablaron la palabra de Dios e imitad su fe, teniendo en cuenta el resultado de su conducta" (Hebreos 13:7).

"Pero él respondió y les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" (Mateo 15:3 RV).

Pablo escribió al joven Timoteo: “No reprendas al anciano, sino exhórtale como si fuera un padre, a los jóvenes como hermanos, las mujeres mayores como madres, y a las mujeres más jóvenes como a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5:1-2)

PARA LOS MAYORES

"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos: sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 3:4 RV).

Hechos 2:17-18 Y será que en los últimos días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, y vuestros jóvenes verán visiones, y su ancianos soñarán sueños: Y sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos días de mi Espíritu, y profetizarán (RV).

Isaías 58:12 Y los que se de ti será construir las ruinas antiguas: has de levantar los cimientos de muchas generaciones, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar en (RV) .