La soledad de los niños


Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa

www.seraudaces.es

La soledad de los niños

Uno de cada cuatro niños españoles se siente sólo al llegar a casa. Más allá de los datos estadísticos creo que el tema nos debe llevar a todos a la reflexión personal. A quienes no están en casa les debe animar a poner los medios para estar y a quienes están a mejorar esa presencia. Los años de la infancia son fundamentales para las personas, el cariño de un padre y una madre son algo que marca la vida.

Algunas personas afirman que es mejor estar poco tiempo con los hijos pero que éste sea de calidad, la idea puede esconder la trampa de ser una excusa que justifique sus ausencias. Antes de tener un hijo hay que saber lo que ello implica y estar dispuesto a asumir sus consecuencias. Un hijo no es una mascota o algo que nos ayuda a realizarnos.

Dar vida a una nueva persona supone una gran responsabilidad y si no se está dispuesto a asumirlo es mejor "realizarse" de otra manera. En la vida es necesario un cierto orden y una cierta prioridad. A veces se hace necesario renunciar a algo en pro de algo superior; no creo decir una barbaridad si afirmo que los hijos deben ocupar el lugar más importante después del cónyuge y por encima de la propia realización profesional, por poner un ejemplo.

Una verdad realmente incómoda

Hay cierta unanimidad en el asunto del cambio climático. La mayoría de la humanidad comienza a concienciarse de que debemos cuidar y respetar la naturaleza para que continúe siendo el lugar en el que podamos vivir durante generaciones y generaciones. Algo hemos avanzado.

Sin embargo, esta realidad choca con el poco cuidado que se tiene con la protección del hábitat ideal para que nuevos seres humanos vengan a la vida. Todo niño o niña que nace, tiene derecho a tener un padre y una madre, a formar parte de una familia, a conocer sus raíces, a desarrollarse en un ambiente de seguridad física, psíquica y afectiva.

Las leyes divorcistas al uso, las técnicas de reproducción asistida, las ideas que muchos medios de comunicación transmiten sobre la familia y el matrimonio o las reivindicaciones de grupos minoritarios hacen que ese hábitat ideal cada vez esté más deteriorado. Cada día, en España, 300 niños y niñas sufren el divorcio de sus padres. Dejan de convivir bajo el mismo techo con sus padres y hermanos, se les arranca del medio natural en el que tienen derecho a vivir y desarrollarse.

Es un tema de máxima urgencia adoptar medidas para paliar las cosecuencias nefastas del desarraigo, la soledad, el individualismo. Esta si que es una verdad incómoda.